Siempre que coincidían en la oficina, esta secretaria y su compañero cruzaban miradas y se notaba una tensión sexual entre los dos. Una mañana la chica tuvo problemas con su ordenador y le pidió ayuda al chico, hasta tenerlo debajo de su mesa. La rubia no pudo evitar juguetear un poco, enseñándole las bragas y abriéndose de piernas para insunuarse de manera descarada. Al final consiguió lo que tanto deseaba y esperaron pacientemente a quedarse solos en la oficina para disfrutar de una follada intensa que por supuesto guardarán en secreto para siempre.