Cuando escogió a esta entrenadora para ejercitarse a diario, lo hizo únicamente para ponerse las botas mirándole el culo y sus tetazas. Siempre intentaba disimular durante sus clases, hasta que un día no pudo aguantarse más. Se bajó los pantalones y le puso su polla dura delante de las narices, esperando su reacción. La milf no se pudo resistir y dejó todo lo que estaba haciendo para chuparle la polla y follárselo duro para así quemar calorías con sexo.